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Estética

El estilo extravagante que caracteriza la cultura hípster se basa en rescatar accesorios antiguos, tales como sombreros, gafas de sol estilo Wayfarer, pantalones pitillo y estampados que nos trasladan a épocas pasadas. Lo vintage es la apuesta preferida de los hípsters, quienes acuden a establecimientos de moda de segunda mano y tiendas retro inspiradas en la moda de los años 70 y 80 para adquirir sus prendas. Por lo general, huyen de las grandes cadenas textiles, optando por tiendas de estética cuidada y, preferiblemente, con cierta exclusividad.

 

Otro de los rasgos que definen su estética son las grandes gafas de montura gruesa de pasta, que acompañan a todo hípster y que se corresponden con el carácter intelectual con el 

 

que se identifican. También todo lo relacionado con la artesanía, bufandas y gorros hechos a mano son indispensables en su vestimenta.

 

En cuanto a su aspecto físico, la cultura hípster suele ir acompañada de una presencia aparentemente desaliñada, con largas y frondosas barbas en los hombres y melenas despreocupadas en las mujeres.

 

La gran paradoja de la cultura hípster es que, al popularizar su propia tendencia, que consiste en un constante rechazo hacia las modas dominantes y una búsqueda de patrones de vida alternativos, se ha convertido, a sí misma, en todo aquello que rechaza, es decir, un movimiento no hípster.

 

Ilustración: Pablo Sikosia

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